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Pantallas permanentes en vacaciones: el silencio peligroso que acecha a los chicos

Mientras comienzan las vacaciones de invierno, el uso ilimitado de dispositivos electrónicos pone a chicos y adolescentes en una exposición constante a riesgos físicos, emocionales y digitales. Especialistas advierten sobre insomnio, grooming y ciberacoso. Claves para protegerlos sin necesidad de prohibirlo todo.

  • 20/07/2025 • 09:03

TAPA DEL DÍA

Con la llegada de las vacaciones de invierno, millones de chicos y adolescentes en todo el país se ven liberados de la rutina escolar. Lo que para muchos es una oportunidad de descanso, para otros puede convertirse en un terreno riesgoso: las pantallas, omnipresentes en la vida cotidiana, ganan terreno sin control, generando nuevas alertas entre padres, docentes y especialistas en salud mental y ciberseguridad.

La llamada “hiperconexión” infantil no es un concepto nuevo, pero cobra especial fuerza en estos días de receso. La falta de horarios, la ausencia de actividades extracurriculares y el tiempo sin supervisión hacen que celulares, consolas y tablets se conviertan en protagonistas de la vida diaria de los menores.

“Durante el ciclo escolar, las rutinas funcionan como un freno natural al uso de dispositivos. Pero en vacaciones, esa contención desaparece”, advirtió el fiscal especializado en ciberseguridad, Lucas Moyano. “El celular está siempre ahí, sin filtros, sin horarios. Y eso implica una exposición permanente a riesgos que no siempre vemos a simple vista”, alertó.

Los peligros de las pantallas permanentes

El fenómeno de las “pantallas permanentes” describe un escenario en el que los dispositivos electrónicos dejan de ser herramientas para convertirse en el eje de la vida cotidiana. Las consecuencias, advierten los expertos, pueden ser múltiples:

  • Alteraciones del sueño: la luz azul interfiere con la melatonina, provocando insomnio o trastornos del descanso.
  • Problemas físicos: malas posturas, fatiga visual, dolores cervicales y sedentarismo, que pueden derivar en sobrepeso.
  • Impacto en la salud mental: la hiperconectividad favorece la comparación constante, la ansiedad, el aislamiento y el sentimiento de insuficiencia.
  • Exposición a contenido inapropiado: violencia, escenas explícitas o desafíos peligrosos que circulan libremente en redes y plataformas.
  • Ciberacoso 24/7: el bullying digital no se detiene y, sin horarios escolares, puede intensificarse.
  • Grooming y contactos peligrosos: depredadores digitales aprovechan el ocio infantil para establecer vínculos engañosos y peligrosos.
  • Difusión de contenido íntimo: el sexting sin conciencia puede derivar en extorsiones o viralización no deseada.
  • Estafas online: videojuegos y apps son utilizadas como vehículos para el robo de datos personales y financieros.

Cómo prevenir sin prohibir: claves para un receso digital saludable

Lejos de proponer una desconexión total, especialistas sugieren un abordaje integral que combine límites, diálogo y acompañamiento:

  • Horarios consensuados: establecer rutinas claras para el uso de dispositivos.
  • Espacios libres de pantallas: como el comedor o las habitaciones, especialmente por la noche.
  • Alternativas atractivas: juegos de mesa, lectura, actividades al aire libre o propuestas artísticas.
  • Supervisión activa: mantener los dispositivos en espacios comunes para un uso compartido y visible.
  • Privacidad y control parental: configurar adecuadamente redes y apps, y usar herramientas de control cuando sea necesario.
  • Hablar sin miedo: fomentar una comunicación abierta para que los chicos compartan dudas o incomodidades.
  • Dar el ejemplo: los adultos deben asumir su rol con coherencia y limitar también su propia conexión.
  • Educación digital: enseñar a diferenciar lo público de lo privado en internet y pensar antes de compartir.

“No se trata de demonizar las pantallas, sino de acompañar con criterio y presencia”, remarcó Moyano. “La tecnología puede ser una aliada si se usa con responsabilidad, pero no podemos desentendernos de los riesgos que trae consigo”.

Las vacaciones de invierno son una oportunidad para reconectar con los hijos, observar sus consumos digitales y fortalecer el vínculo desde el cuidado. En un mundo donde la tecnología avanza a gran velocidad, el mejor escudo sigue siendo la presencia adulta.

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Opinión pública 

En un contexto donde el tiempo libre suele gestionarse con soluciones rápidas, el fenómeno de las pantallas permanentes pone en evidencia un desafío social de fondo: la necesidad urgente de construir una cultura digital responsable desde la infancia. Sin caer en prohibiciones extremas ni descuidos ingenuos, es momento de que la sociedad —y no solo las familias— repiense cómo acompañar a las nuevas generaciones en el uso del mundo virtual. El futuro también se juega en el modo en que educamos sobre lo invisible.

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