En la última emisión de Hablá por vos, los senadores provinciales Juan Manuel Rico Zini (PRO) y Laura Clark (Unión por la Patria) expusieron la fractura política que atraviesa Pergamino tras la ratificación judicial de la condena a Cristina Fernández de Kirchner. Laura Clark abrió el fuego calificando el fallo como “un quiebre democrático” y una maniobra de proscripción electoral: “Estamos frente a la proscripción de la principal candidata de la oposición. El juicio ha sido absolutamente político. Por eso, el 18 vamos a marchar. Será un nuevo 17 de octubre.” Con un discurso cargado de simbolismo, equiparó la situación de la expresidenta con momentos icónicos del peronismo y advirtió: “Si la tocan a Cristina, ¿qué quilombo se va a armar?” Del otro lado, Rico Zini buscó desactivar la carga emotiva. Aseguró que no existe proscripción sino una pena de inhabilitación firme: “La palabra proscripción es muy fuerte. Lo que hay es una condena ratificada por la Corte. No fue una operación del macrismo; sucedió ahora, en este gobierno.” Además, el legislador del PRO apuntó contra el tamaño del Estado como caldo de cultivo de la corrupción: “Un Estado gigantesco, con obra pública y demás, genera más oportunidades para que la corrupción se encapsule.” El momento de mayor tensión llegó cuando se debatió la comparación con el histórico 17 de octubre peronista. Clark reafirmó la idea de una movilización multitudinaria mientras Rico Zini ironizó: “El único 17 de octubre que conozco es el cumpleaños de mi mujer. No banalicemos la historia.” Pese a las diferencias irreconciliables, ambos coincidieron en un llamado final a mantener la paz social y evitar que la retórica política derive en violencia: “No se puede jugar con cosas que, si se rompen, no se arreglan más”, alertó Rico Zini. Este cruce en vivo refleja el clima de tensión que se respira no solo en Pergamino sino en toda la escena política nacional, y deja expuesta una grieta que promete profundizarse de cara a la movilización anunciada. TAPA DEL DÍA  Opinión pública: La judicialización de la política, el uso de símbolos históricos para legitimar movilizaciones y la retórica de la confrontación son síntomas de un debate cada vez más visceral. La pregunta de fondo no es si Cristina está proscripta, sino si la sociedad tolerará que las instituciones sean rehenes de la polarización sin fin. Con información de Guillermo Baduy para La Opinion