TAPA DEL DÍA La política porteña acaba de vivir una de las negociaciones más silenciosas y determinantes del año. A contrarreloj, La Libertad Avanza (LLA) y el PRO alcanzaron un acuerdo en la Ciudad de Buenos Aires, que reconfigura el tablero opositor rumbo a las elecciones de octubre. La última propuesta libertaria, que incluía dos lugares en puestos expectables para diputados, fue finalmente aceptada por Mauricio Macri, tras intensos contactos entre su entorno y la hermana del presidente, Karina Milei. El acuerdo implica más que una cesión electoral: es un reconocimiento explícito del PRO a la “posición dominante” del oficialismo libertario, según admitió el propio Macri ante dirigentes de su partido. A cambio de esos dos lugares seguros en la lista de legisladores nacionales, el PRO resigna presencia simbólica: se priorizará la estética libertaria y se evitará cualquier signo amarillo. La operación fue compleja. Participaron operadores históricos como Ezequiel Sabor, con línea directa a los hermanos Macri, y Pilar Ramírez, enviada de Karina Milei. En paralelo, el PRO mantuvo conversaciones con otras fuerzas —Coalición Cívica, UCR, Ricardo López Murphy— para barajar alternativas en caso de ruptura. Sin embargo, el peso político de Mauricio Macri fue determinante para destrabar la negociación. El ex presidente prefirió una alianza con reglas impuestas antes que enfrentar una elección fragmentado o desde la marginalidad. La posibilidad de recrear una coalición al estilo Cambiemos quedó descartada: “Es más rentable tener dos diputados que sumar por fuera y no llegar”, sintetizó un dirigente clave. Los nombres de Fernando de Andreis y Darío Nieto sonaron con fuerza en los pasillos macristas como posibles beneficiarios de los lugares acordados. En paralelo, figuras como María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño fueron vetados por la mesa libertaria, lo que profundizó la sensación de que el PRO ya no marca el rumbo opositor. Patricia Bullrich, otra protagonista central, avaló el entendimiento. Pidió garantías: conservar el control del área de Seguridad si su nombre aparece en alguna boleta ejecutiva. Su candidata es Alejandra Monteoliva, pero también asoman interesados como Diego Valenzuela, que busca un lugar en el Ejecutivo tras su paso por la Primera Sección. El cierre en CABA se suma a los avances que LLA cosechó en Buenos Aires, Entre Ríos y Chubut, consolidando su estrategia de absorción de sellos tradicionales. En este nuevo mapa, el PRO se acerca a una transformación profunda: de fuerza dominante a socio secundario. “Habrá que encontrar ahora una buena narrativa para explicar el acuerdo y la etapa que se viene”, admitió un dirigente amarillo con tono resignado. La frase refleja el sentimiento generalizado en Balcarce y Uspallata, donde aún se digiere el nuevo rol subordinado del partido que alguna vez lideró el cambio. Mientras tanto, desde el interior, una nueva liga de gobernadores bajo el eslogan “Grito Federal” se posiciona como tercera vía. La integran Martín Llaryora, Claudio Vidal, Ignacio Torres, Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir. Su objetivo es construir una oferta alternativa para octubre en Buenos Aires, una jugada que el oficialismo observa con expectativa, ya que podría dividir el voto moderado y fortalecer la estrategia libertaria. En ese contexto, la mirada estratégica de Macri prevaleció sobre las resistencias internas. La apuesta es clara: mejor dos bancas seguras que una pelea sin horizonte. Y con la experiencia que le da haber construido y desarmado alianzas, el expresidente decidió actuar. TAPA DEL DÍA  Opinión pública: El acuerdo entre LLA y el PRO representa un giro realista y pragmático de Mauricio Macri, que reconoce un nuevo liderazgo político en la figura de Milei. Si bien implica una pérdida de protagonismo simbólico, podría significar una recuperación parlamentaria clave para el espacio. Sin embargo, deja una pregunta abierta: ¿el PRO podrá reconstruirse luego de ceder tanto, o pasará a ser un apéndice del nuevo oficialismo? TAPA DEL DÍA – www.tapadeldia.com