La Madre Teresa de Calcuta es la única persona que logró ser reconocida como santa y, al mismo tiempo, obtener un Premio Nobel. Pese a ello, enfrentó críticas y detractores que cuestionaron su labor humanitaria, siendo el más conocido el escritor inglés Christopher Hitchens. Durante las últimas tres décadas del siglo XX, Teresa se posicionó como una de las figuras religiosas más reconocidas del planeta, junto a Juan Pablo II, el Dalai Lama y otros líderes espirituales. Su irrupción global comenzó en 1969, cuando el periodista Malcolm Muggeridge produjo el documental Something Beautiful For God, que difundió su imagen fuera de India y consolidó su estatus como símbolo mundial. Las donaciones comenzaron a llegar y Teresa amplió su obra, creando centros de cuidado, hospitales y expandiendo su congregación por todo el mundo. Tras recibir el Nobel de la Paz en 1979, su influencia alcanzó nuevas dimensiones, y se convirtió en una referencia internacional de solidaridad. Teresa nació el 26 de agosto de 1910 como Anjeze Ghonxhe Bojaxhiu en Uskub, entonces parte del Imperio Otomano, hoy Skopie. Su familia, de origen albanés, atravesó dificultades económicas tras la muerte de su padre. A los 18 años ingresó al noviciado y poco después fue enviada a Calcuta, donde cambió su nombre en honor a Teresa de Lisieux. La hambruna de 1943 en Bengala fue un punto de inflexión en su vida. Tras presenciar el sufrimiento extremo de la población, Teresa decidió dejar el convento y dedicarse a los más pobres, fundando las Misioneras de la Caridad con el lema: “Amar y cuidar a quienes nadie más estaba dispuesto a atender”. Su congregación se enfocó en atender a los enfermos, moribundos, huérfanos y hambrientos. Teresa sostenía que su misión era ayudar “a los más pobres entre los pobres”, creando escuelas, hospicios, hospitales y orfanatos en todo el mundo. Su obra, sin embargo, no estuvo exenta de controversias. Hitchens, en The Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice, cuestionó su enfoque hacia la pobreza, la calidad de los hospitales y su cercanía con figuras políticas polémicas. También se criticó que parte de las donaciones se utilizaran para la difusión de la fe cristiana y que la atención médica fuera limitada. Teresa defendió firmemente los dogmas de la Iglesia, oponiéndose al aborto y al divorcio, y mantuvo posturas conservadoras que generaron críticas tanto de detractores como de sectores progresistas. A pesar de estas controversias, la labor de Teresa de Calcuta tuvo un impacto tangible: logró acuerdos humanitarios, asistencia internacional en catástrofes y mejoras en la atención de sectores vulnerables. Su congregación creció hasta alcanzar miles de religiosas y presencia en más de cien países. La canonización de Teresa fue extraordinariamente rápida. Tras su muerte en 1997, el Papa Juan Pablo II inició el proceso que culminó con su beatificación y, finalmente, con su canonización en 2016 por el Papa Francisco, apenas 19 años después de su fallecimiento, consolidándola como Santa Teresa de Calcuta. Su vida, marcada por el compromiso con los más desfavorecidos y la controversia pública, sigue siendo objeto de debate y admiración. Su figura representa, para muchos, un ejemplo de dedicación y compasión, mientras que para otros simboliza las complejidades de la ayuda humanitaria y el poder en la religión. Diario TAPA DEL DÍA