La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires dio un paso histórico al ordenar que la presentación judicial de María del Carmen Ludueña, una mujer de 63 años que pide acceder a la eutanasia, sea finalmente analizada por la Justicia. La decisión abre un nuevo capítulo en el debate sobre el derecho a morir con dignidad en la Argentina. María vive en La Reja, partido de Moreno, y desde hace siete años permanece postrada en su cama. Padece artritis reumatoidea poliarticular, seropositiva y erosiva en curso grave, una enfermedad autoinmune que le causa dolores crónicos e insoportables. “Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”, le dijo recientemente a la prensa. Su caso había sido rechazado en primera y segunda instancia bajo el argumento de que no existe una legislación vigente que regule la eutanasia en el país. Sin embargo, el máximo tribunal bonaerense ordenó revertir esa postura y dispuso que el expediente sea examinado en profundidad, considerando las circunstancias personales y el sufrimiento extremo de la solicitante. En su fallo, la Corte destacó que “las especiales y desdichadas circunstancias que rodean al caso comprometen prerrogativas constitucionales de primerísimo orden que hacen al derecho a la vida, a la autonomía de la voluntad y a la dignidad humana”. Además, señaló que negar la apertura de la jurisdicción de forma liminar constituye una violación al acceso a la justicia y al debido proceso. El caso de María será derivado al Juzgado Contencioso Administrativo de Mercedes, a cargo del juez Luis Oscar Laserna, quien deberá evaluar toda la documentación médica, los informes clínicos y las pericias que acreditan la gravedad y cronicidad de sus padecimientos. También se prevé la declaración de médicos, familiares y especialistas en bioética. “Era la mejor noticia que podíamos recibir en esta instancia”, expresó Edgardo Pablo Molins, defensor oficial de Ludueña. Por primera vez, la Justicia podrá escuchar el testimonio de la propia María, ya que el tribunal ordenó que el juez se acerque a su domicilio para conocer de primera mano su voluntad. Desde su cama, donde permanece inmóvil desde hace siete años, María sostiene su pedido con una serenidad conmovedora: “Esto no es vida, es una tortura. Lo único que pido es clemencia, que alguien me escuche y me ayude”. Su hija Mariela, que la cuida a diario, comparte con ella la esperanza de que esta vez la Justicia actúe con humanidad. La decisión de la Corte bonaerense no implica una autorización directa para aplicar la eutanasia, pero sí representa un cambio profundo en la mirada judicial sobre el tema. Es la primera vez que el máximo tribunal provincial ordena analizar un pedido de asistencia médica para morir, sentando un precedente que podría repercutir en todo el país. La historia de María del Carmen Ludueña interpela a la sociedad, a los legisladores y a la Justicia sobre los límites del dolor, la libertad individual y el derecho a decidir sobre la propia vida. En palabras de la protagonista: “Creo que el momento de morir sería un momento feliz. Me iría contenta y liberaría mucho a mi hija”. TAPA DEL DÍA Opinión pública: La resolución de la Corte bonaerense no sólo implica un alivio para María, sino también una oportunidad para que el Estado argentino debata una ley de muerte digna que contemple los derechos y la autonomía de quienes sufren enfermedades irreversibles. El desafío ahora es escuchar, comprender y legislar con empatía. TAPA DEL DÍA — Más información en www.tapadeldia.com.