El costo de construir una casa en Argentina atraviesa un momento de elevada tensión económica. Según el último informe, el metro cuadrado se ubica actualmente en US$1358,46, lo que significa un incremento interanual del 26% y una suba mensual de casi 3% respecto a septiembre de 2025. El impacto de la inflación y la fluctuación del dólar se refleja de manera directa en los materiales y la mano de obra. El presidente de Apymeco, Gustavo Serafín Marín, destacó que aunque el ritmo de aumento se desaceleró respecto del año pasado, insumos clave como el cemento registraron un repunte de casi 15%, mientras que el hormigón y los artefactos sanitarios también muestran alzas superiores al 5%. El efecto sobre el costo final de una vivienda es evidente: construir una casa tipo de 100 m² actualmente requiere una inversión aproximada de $186 millones, sin contar terreno ni impuestos. Las proyecciones según calidad del proyecto son: Construcción básica: desde US$1000 por m². Construcción media-alta: entre US$1500 y US$2000 por m². Viviendas premium: puede superar los US$2500 por m². Expertos como Germán Gómez Picasso de Reporte Inmobiliario aseguran que “es prácticamente imposible hoy construir una vivienda digna por debajo de US$1500 por m²”. La arquitecta Gabriela Correa coincide: “Una construcción estándar arranca en torno a US$1600 y puede alcanzar los US$2000, dependiendo del proyecto y la calidad de los materiales”. Otro factor que incrementa los costos es la burocracia: la obtención de permisos y aprobaciones puede demorar semanas o meses, impactando directamente en el presupuesto final de la obra. El análisis de la brecha entre construir y comprar muestra un fenómeno claro: los precios de las viviendas usadas en la Ciudad de Buenos Aires se ubican entre US$1800 y US$2100 por m², mientras que el costo de construcción completa ronda los US$2500. Esto convierte a la compra de inmuebles usados en una opción más atractiva que levantar nuevas propiedades. Según Pablo Gaytán, de Corralón Ciudadela, “hoy resulta más competitivo comprar un inmueble usado que construir uno nuevo”, lo que redirige la demanda y genera un desincentivo para desarrolladores y particulares. En conclusión, la conjunción de dólar elevado, inflación sostenida de materiales y costos administrativos marca un escenario donde edificar una vivienda resulta más caro que adquirir una ya existente. Tal como afirma Serafín Marín, “el margen para la improvisación es cada vez menor”. TAPA DEL DÍA