TAPA DEL DÍA — El juicio por jurados que busca esclarecer la responsabilidad penal de Luis Alderete por el homicidio del adolescente Benjamín Rojas vivió este miércoles una segunda jornada marcada por emociones intensas, cruces entre las partes y la declaración de diez testigos determinantes. La sala permaneció en un clima de tensión constante mientras el jurado popular escuchaba cada relato. La audiencia tuvo su punto más conmovedor con el testimonio de Pamela Rojas, madre del joven de 15 años, quien narró con profunda angustia los momentos previos al crimen ocurrido en marzo de 2023. Entre lágrimas, afirmó que su hijo fue atacado en medio de un conflicto previo entre ambas familias, originado por la supuesta acusación de que Benjamín había sustraído una planta de marihuana del domicilio del padre del imputado. “A mi hijo me lo mataron por eso. Pero él no era así”, expresó con dolor. La mujer también se dirigió directamente al acusado, preguntándole por qué había terminado con la vida de su hijo, lo que motivó la intervención del juez Guillermo Burrone para recordarle el rol que debía mantener como testigo. También cuestionó la estrategia defensiva, que sostiene que Alderete actuó en legítima defensa: “Si no estabas en riesgo, ¿por qué dicen que fue legítima defensa?”.  Testimonios que ordenan el conflicto Durante la jornada declararon nueve testigos presentados por la Fiscalía a cargo de Fernando D’Elío. Entre ellos, familiares, peritos y vecinos brindaron detalles que buscan reconstruir la secuencia previa y posterior al ataque. Natalia Rojas, tía del adolescente, aportó elementos sobre el contexto familiar. A su vez, la vecina María Rosa Ramírez relató que se cruzó con el joven y su tío segundos antes del enfrentamiento, describiendo incluso que la bicicleta de Alderete bloqueaba el paso de su vehículo, aunque no logró ver la agresión final. Uno de los testimonios centrales fue el de Juan Pablo Rojas, tío que acompañaba a Benjamín aquella tarde. Aseguró que la discusión con Alderete comenzó de manera verbal y que creyó que sería “un conflicto mano a mano”, hasta que —según su relato— el imputado extrajo un arma blanca y atacó al adolescente. La declaración técnica estuvo a cargo del médico forense Ramiro Urbaneja, quien detalló que Benjamín recibió dos heridas de arma blanca, una de ellas fatal al atravesar el corazón y provocar una hemorragia irreversible. También explicó que los análisis toxicológicos reflejaron restos de sustancias, aunque no indicaban consumo reciente. La integrante de Policía Científica, Vanesa Maiorano, aportó los resultados de los peritajes en la escena, mientras que Jimena Rojas, otra tía del joven, lo describió como “bueno y respetuoso”, remarcando que no era conflictivo y que había quedado fuera del sistema escolar tras la pandemia. La psicóloga judicial Ivana Righeti expuso a pedido de la defensa sobre aspectos emocionales del imputado, mientras que Carolina Farías, del Servicio Local, contextualizó la situación educativa y familiar del adolescente y las dificultades que enfrentaba para sostener su trayectoria escolar. Lo que viene en el debate Para este jueves se espera la declaración de nueve testigos propuestos por la defensa que lidera la abogada Laura Abal, quien sostiene la versión de que Alderete actuó en legítima defensa ante un supuesto ataque iniciado por la víctima y su tío. El viernes podría declarar el propio acusado, quien tendría la oportunidad de responder preguntas tanto de su defensora como del fiscal D’Elío. Luego llegarán los alegatos finales, donde la acusación pedirá que el jurado declare culpable a Alderete por homicidio simple, mientras que la defensa insistirá en su absolución. El veredicto quedará finalmente en manos de los doce ciudadanos que integran el jurado popular, cuyo análisis será determinante para el futuro procesal del imputado. Reflexión final Más allá de la confrontación judicial, el juicio refleja una problemática social profunda: la tensión entre familias vulneradas, la falta de acompañamiento en la adolescencia y la ausencia de herramientas que podrían haber evitado un desenlace irreparable. El caso de Benjamín Rojas expone una herida que excede a las partes y atraviesa a toda una comunidad. TAPA DEL DÍA Alfonso Godoy- La Opinion
