El presidente Javier Milei confirmó que no vetará el Presupuesto 2026 aprobado en la Cámara de Diputados y que el Gobierno avanzará con una reingeniería de las partidas para sostener la regla del déficit cero. La definición despeja un foco de incertidumbre política y abre una nueva etapa de negociaciones en el Senado, donde el oficialismo buscará convertir en ley el texto sin cambios. La aclaración llegó durante una entrevista televisiva, en la que el jefe de Estado reconoció el revés sufrido por el oficialismo en el recinto, donde no logró excluir el capítulo que deroga las leyes de emergencia en discapacidad y el financiamiento universitario. Esas disposiciones, finalmente preservadas por la mayoría, obligan ahora a la Casa Rosada a recalcular el esquema de gastos. “No vamos a vetar la norma. Lo que vamos a hacer es acomodar las partidas y corregir por la vía de la reasignación de gastos o de la reformulación de recursos dentro de las propias áreas”, explicó Milei, ratificando que el objetivo central seguirá siendo cumplir con el déficit cero sin apelar a subas impositivas. Desde la óptica del Ejecutivo, el Presupuesto mantiene su columna vertebral. “Está construido sobre la base del déficit cero”, sostuvo el mandatario, y remarcó que el equilibrio fiscal no es una consigna discursiva sino un eje estructural del programa económico. La exclusión del capítulo cuestionado, admiten en Presidencia, genera un desfasaje que deberá ser compensado con decisiones administrativas. El proyecto obtuvo media sanción con 132 votos afirmativos, 97 negativos y 19 abstenciones. Sin embargo, el resultado dejó expuesta una fragilidad parlamentaria que el Gobierno buscará corregir en la Cámara alta. La estrategia oficial es clara: aprobar el texto tal como está y resolver los ajustes desde la ejecución presupuestaria. En el mismo reportaje, Milei defendió el balance social y económico de su gestión. Aseguró que al asumir la presidencia la pobreza alcanzaba al 57% de la población y que, según estimaciones actuales, ese índice se redujo en unos 20 puntos. “Es un logro espectacular”, afirmó, al tiempo que relativizó las críticas por la caída del consumo y sostuvo que el nivel actual es el más alto de los últimos ocho años, con cambios en los hábitos de compra. El Presidente también llevó tranquilidad respecto de los compromisos financieros inmediatos. Confirmó que el Gobierno honrará sin sobresaltos el vencimiento de deuda previsto para el 9 de enero, por más de 4.300 millones de dólares. “Tenemos gran parte del efectivo y previsiones hechas. Las ofertas de REPO superan los 7.000 millones de dólares”, detalló. Consultado sobre la inflación, Milei reiteró su pronóstico de una desaceleración marcada durante 2026 y estimó que hacia mitad de año el IPC podría ubicarse por debajo del 1% mensual. Reconoció una aceleración reciente, con un 2,5% en noviembre, pero la atribuyó a factores transitorios vinculados a la incertidumbre política previa a los comicios. En otro tramo de la entrevista, el mandatario se refirió a la salud de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y le deseó una pronta recuperación, marcando límites entre la disputa política y las cuestiones personales. También evitó polemizar sobre las denuncias que involucran a la conducción de la AFA, al señalar que se trata de un tema estrictamente judicial. Finalmente, Milei volvió a insistir en el carácter transitorio de su carrera política. Aseguró que cumplirá uno o, como máximo, dos mandatos y que luego se retirará de la escena pública. “Le propuse a la sociedad un programa y lo estamos cumpliendo”, afirmó. En política exterior, expresó su deseo de que Venezuela recupere la convivencia democrática bajo un proceso institucional pleno. La definición presidencial sobre el Presupuesto marca un punto de inflexión. Sin veto, con ajustes internos y con el Senado como próximo escenario, el Gobierno apuesta a sostener su bandera económica sin reabrir una crisis legislativa.  Opinión pública: la decisión de no vetar y corregir desde la ejecución revela una lectura pragmática del poder. Milei evita un conflicto institucional mayor y preserva su principal ancla discursiva —el déficit cero— aun a costa de admitir límites en el Congreso. En un año de alta exposición política, el equilibrio fiscal deja de ser solo un objetivo económico y se consolida como una prueba de gobernabilidad. TAPA DEL DÍA