La investigación más sensible que enfrenta la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no nació en despachos locales ni en auditorías internas. Su punto de partida estuvo en tribunales federales de Estados Unidos, donde tres jueces autorizaron el acceso a información bancaria vinculada a contratos internacionales del fútbol argentino. El resultado fue inmediato: la apertura de un circuito financiero que habría concentrado cerca de USD 300 millones fuera del control institucional. La causa, que encendió alertas en el sistema financiero norteamericano, se apoya en medidas de discovery que obligan a los bancos a entregar datos exhaustivos sobre titulares, beneficiarios finales y movimientos. En ese marco, entidades como Bank of America, Citibank, JP Morgan y Synovus debieron abrir registros asociados a contratos firmados por la AFA durante los últimos años. Lejos de tratarse de una disputa comercial, la pesquisa describe una trama compleja: sociedades privadas, intermediarios, bancos internacionales y una marcada distancia entre lo declarado en Argentina y lo registrado en el sistema financiero de Estados Unidos. Por volumen y sofisticación, el expediente amenaza con convertirse en el mayor caso económico vinculado al fútbol argentino. El quiebre: el dinero bajo lupa federal La presentación inicial, realizada en octubre por el empresario Guillermo Tofoni, permitió a la Justicia estadounidense habilitar pedidos formales de información bancaria. El eje fue la sospecha de que ingresos generados por partidos amistosos, patrocinios y acuerdos de marketing fueron canalizados a través de cuentas radicadas en Estados Unidos, sin el debido reflejo institucional. A diferencia de otros sistemas judiciales, el derecho estadounidense impone obligaciones estrictas a las entidades financieras una vez autorizado el discovery. Los bancos deben detallar movimientos, conceptos de pago y transferencias a terceros. Esa apertura, clave en esta historia, dejó al descubierto la magnitud del flujo de fondos. TourProdEnter LLC, el núcleo de la operatoria La documentación judicial identificó a TourProdEnter LLC, una sociedad constituida en Florida en agosto de 2021, como el centro operativo del esquema. Cuatro meses después de su creación, la firma fue designada por la AFA como Agente Comercial Exclusivo para el Exterior, con facultades para recaudar ingresos fuera del país, administrar pagos y remitir excedentes. El contexto explicó la decisión: restricciones cambiarias, acceso limitado a divisas y una brecha creciente entre tipos de cambio. La tercerización de la recaudación internacional apareció como una salida operativa. Sin embargo, los registros bancarios muestran que entre 2022 y 2025 TourProdEnter acumuló más de USD 260 millones en cuentas abiertas en bancos estadounidenses, cifra que, considerando movimientos internos, se aproximaría a USD 300 millones. De dónde salió el dinero Los ingresos provinieron de tres fuentes principales: patrocinadores internacionales de la Selección Argentina —con Adidas a la cabeza—, derechos de transmisión y plataformas digitales, y partidos amistosos disputados en Asia, Medio Oriente, África y Estados Unidos. En numerosos casos, los fondos ingresaron directamente a cuentas de la empresa intermediaria, sin pasar por cuentas de la AFA en Argentina. Ese punto es central: la AFA figura como beneficiaria económica final, pero el dinero quedó depositado en bancos extranjeros a nombre de una firma privada. Control y auditoría: las preguntas abiertas Los investigadores también pusieron la lupa sobre el control efectivo de las cuentas. En los registros aparece una única persona con facultades plenas para ordenar transferencias. No surgen, en los extractos analizados, instrucciones documentadas emanadas de la AFA. La pregunta institucional es directa: ¿qué mecanismos de auditoría y seguimiento se aplicaron sobre una empresa que administraba cientos de millones de dólares? No cómo entró, sino cómo salió El expediente destaca que los fondos ingresaron de manera regular: contratos firmados, pagos efectuados y transferencias realizadas conforme a lo pactado. La sospecha surge después, en la administración y el destino final de esos recursos. Una parte sustancial del dinero nunca habría sido transferida a la AFA. Otra porción —cerca de USD 110 millones— fue girada a una firma financiera en Uruguay y luego canalizada a través de vehículos radicados en Islas Vírgenes Británicas, una jurisdicción asociada a estructuras offshore. El recorrido, aunque defendido por los intermediarios como legal, incrementó la complejidad y la opacidad del esquema. Las sociedades sin actividad El capítulo más sensible incluye transferencias por al menos USD 42 millones desde TourProdEnter hacia cuatro sociedades radicadas en Florida. Las firmas presentan rasgos típicos de estructuras pantalla: sin empleados, sin actividad comercial declarada y con domicilios de oficinas virtuales. Las personas asociadas a esas compañías exhiben perfiles económicos que no se corresponden con el volumen de fondos recibidos, un contraste que concentra la atención de los investigadores. La paradoja contable Mientras en Estados Unidos la empresa intermediaria aparece como receptora de cientos de millones vinculados a la AFA, en Argentina su reflejo contable fue durante años casi inexistente. Recién en el balance presentado ante la Inspección General de Justicia al 30 de junio de 2024, la firma figura como deudora por USD 14,5 millones al tipo de cambio oficial. La inclusión tardía y la falta de desagregación previa abrieron nuevos interrogantes. El regreso a la Justicia local Con las revelaciones surgidas en Estados Unidos, el escenario argentino se reconfiguró. Tofoni anunció una nueva denuncia ante la Justicia local para que se investiguen la sustracción y los desvíos de fondos provenientes de contratos comerciales de la AFA y de la Selección. El planteo sostiene que el perjuicio alcanzaría a todo el ecosistema del fútbol. La conducción de la AFA destacó en reiteradas ocasiones la solidez financiera posterior al Mundial. Sin embargo, la investigación expone una tensión difícil de soslayar: superávit contable interno frente a opacidad en la gestión de ingresos internacionales. El expediente sigue en etapa de investigación, sin imputaciones formales, pero su volumen y alcance lo convierten en una amenaza institucional de alto impacto. En esta historia, la pelota dejó de rodar. El partido se juega en los tribunales. Y esta vez, el árbitro está en Washington. TAPA DEL DÍA. Opinión pública Si el fútbol argentino pretende sostener su legitimidad económica, el desafío no es exhibir balances favorables sino garantizar trazabilidad y control sobre cada dólar que genera. La transparencia no es un slogan: es la única defensa posible cuando la Justicia decide mirar las cuentas sin intermediarios.
