Cristina Kirchner y Kicillof en guerra fría: el peronismo bonaerense al borde de la ruptura total Redacción de Diario TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com A menos de seis semanas del cierre de alianzas, el peronismo bonaerense atraviesa una crisis interna de proporciones inéditas. Las señales públicas de distensión no alcanzan: ni Cristina Fernández de Kirchner ni Axel Kicillof ceden. Y el reloj corre. Dentro de Unión por la Patria, la incertidumbre reina y el desconcierto se impone. Desde teorías que hablan de una ruptura inminente hasta especulaciones sobre una unidad frágil, lo único claro es que los acuerdos no llegan y el margen político se achica día a día. El epicentro del conflicto está en la provincia de Buenos Aires, donde Kicillof y CFK no logran ordenar una interna que amenaza con fracturar el espacio. La desconfianza se ha instalado con fuerza, especialmente desde el ala dura del cristinismo, que acusa al gobernador de jugar con los tiempos políticos mientras aguarda la resolución judicial en la causa Vialidad. Las acusaciones cruzadas no cesan. Desde La Plata insisten con que el cristinismo debe aceptar una nueva lógica de poder: la de un gobernador que fue reelecto sin arrastre nacional y que exige mayor protagonismo. “Nada será como antes”, advierten cerca de Kicillof, mientras Carlos Bianco, su vocero más fiel, marca públicamente los límites de la negociación. “Va a haber que aceptar cosas que antes no existían”, dijo Bianco en una entrevista reciente. Se refiere a más lugares en las listas y a un respaldo legislativo explícito a los proyectos del Ejecutivo bonaerense. En otras palabras, menos tutela de CFK y más autonomía para el gobernador. Pero en el Instituto Patria la lectura es otra. Sostienen que Kicillof llegó donde está gracias a Cristina y que sin su capital político no habría ni reelección ni estructura. “Sin los votos de ella, Axel no gana ni en una sociedad de fomento”, dispara un camporista con despacho propio. La tensión escaló al punto de que se barajan hipótesis extremas. Algunas voces dentro del cristinismo duro sospechan que el gobernador dilata el conflicto esperando un fallo judicial adverso para CFK, que lo deje como único líder peronista en pie. Una teoría sin confirmación, pero que desnuda la fragilidad de los vínculos internos. Mientras tanto, cada sector empuja su versión de los hechos. Desde el entorno de Kicillof destacan el triunfo electoral de 2023 como aval para redefinir el esquema de poder. Desde el cristinismo critican la ruptura del orden político tradicional y acusan al gobernador de priorizar su autoridad por sobre la unidad. En ese contexto, las frases de Bianco funcionan como línea editorial: “Busquemos interlocutores nuevos”, señaló, dejando en claro que los actuales actores del conflicto no logran construir un puente. La solución, sugieren algunos, podría llegar de arriba: una nueva reunión cara a cara entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Pero las últimas no terminaron bien. No hubo “fumata blanca”. En paralelo, CFK se prepara para hablar el lunes en televisión. Se espera que su mensaje marque un punto de inflexión. Esta misma tarde, Kicillof encabezará el acto del Movimiento Derecho al Futuro con duras críticas a Milei, buscando fortalecerse como líder de la oposición. Pero ni los discursos ni los gestos públicos están resolviendo el nudo central: la pelea por el control del peronismo bonaerense. Cada día que pasa sin acuerdo multiplica los riesgos. Y si bien todos declaman la unidad, el conflicto crece y amenaza con volverse irreversible. La interna peronista ya no es una disputa por cargos. Es una pulseada de poder que redefine liderazgos, futuros y supervivencias. El silencio y la estrategia son armas de una guerra fría que se libra a cielo abierto. Y que, de no resolverse pronto, podría tener consecuencias catastróficas para todo el espacio político. TAPA DEL DÍA Opinión pública razonada: En el corazón del peronismo se está librando una batalla que no solo redefine el equilibrio interno sino que también condiciona la capacidad del espacio para volver a ser alternativa nacional. Si la unidad llega solo por conveniencia y sin acuerdos sólidos, el peronismo bonaerense corre el riesgo de replicar el colapso institucional que vivió tras el final del ciclo kirchnerista. La política, como la historia, no siempre da segundas oportunidades.