La inflación de mayo sorprendió a analistas y a la propia Casa Rosada: el índice oficial se desplomó a 1,5%, el registro mensual más bajo en cinco años. Este dato, confirmado por el INDEC, consolida a la baja de precios como la carta fuerte que el Gobierno planea mostrar en cada acto y discurso de campaña rumbo a las elecciones de octubre. Bajo la conducción de Luis Caputo, el Ministerio de Economía optó por priorizar la estabilidad cambiaria y el ajuste monetario, incluso relegando la acumulación de reservas. El resultado es visible: la inflación núcleo se mantuvo en 2,2% y la de servicios en 2,7%, pero la caída de precios en frutas y verduras empujó el promedio general a un nivel impensado hasta hace pocas semanas. Para la administración de Javier Milei, mantener la inflación a raya es la principal meta política. El Presidente sabe que este logro golpea el núcleo de descontento popular: el impacto de la inflación en la mesa de los argentinos. Que el rubro alimentos y bebidas haya subido apenas 0,5% y que la canasta básica incluso haya retrocedido 0,4% son noticias que apuntalan la narrativa oficialista de alivio para los sectores más vulnerables, tradicionalmente cercanos al peronismo. Sin embargo, no todo es certeza. La consultora LCG alertó que en la segunda semana de junio se registró un repunte en alimentos del 1,7%. Productos clave como aceites, verduras y carnes mostraron subas relevantes. Esto anticipa que mantener la inflación por debajo del 2% en los próximos meses será un reto, aunque las proyecciones siguen siendo optimistas al menos hasta septiembre. La gran incógnita es si este alivio se transformará en crecimiento real y generación de empleo genuino, cuestiones que el Gobierno promete abordar en la segunda etapa de su gestión. Por ahora, la bandera de la desaceleración de precios se convierte en el caballito de batalla de Milei para sostener su popularidad y enfrentar a una oposición que aún busca reordenarse. Opinión pública: El éxito de la lucha contra la inflación podría redefinir la campaña, pero la fragilidad de la recuperación muestra que el desafío real recién empieza. Sin crecimiento y empleo, el alivio en los precios puede ser solo un triunfo efímero. TAPA DEL DÍA