TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com La evolución acelerada de la tecnología automotriz está generando un verdadero sismo en el ecosistema de reparación vehicular de Argentina. La incorporación de sistemas electrónicos, inteligencia artificial y software en los autos modernos está modificando las reglas del juego y dejando fuera de competencia a miles de talleres mecánicos independientes que no cuentan con acceso a la información técnica necesaria para realizar tareas básicas de mantenimiento. Según datos del sector, cerca de 200.000 puestos de trabajo y más de 45.000 talleres independientes se ven amenazados por esta transformación. A pesar de los esfuerzos en capacitación y profesionalización, los mecánicos denuncian que no pueden acceder a las herramientas digitales, programas de diagnóstico y repuestos electrónicos que sí poseen los concesionarios oficiales. “Logramos capacitar a nuestros técnicos. Pero cuando tenemos que hacer una programación o poner en marcha un repuesto, no podemos hacerlo porque no accedemos a la información que las terminales restringen”, explicó Salvador Lupo, presidente de FAATRA. La situación no solo impacta sobre los trabajadores y dueños de talleres: también afecta directamente al consumidor. El avance de esta brecha tecnológica está generando un mercado cautivo donde los usuarios se ven obligados a acudir a servicios oficiales más costosos, reduciendo su libertad de elección. Organizaciones del sector como AFAC (fabricantes), FACCERA (comerciantes) y FAATRA (talleres) advierten que se está violando el derecho básico a la reparación. En los hechos, algunos autos modernos rechazan incluso piezas que no sean provistas por el fabricante, consolidando un sistema cerrado, excluyente y poco competitivo. Juan Cantarella, presidente de AFAC, advirtió: “Este fenómeno afecta sobre todo a las zonas alejadas de los grandes centros urbanos, donde no hay concesionarios. Si no hay libre acceso a repuestos y software, miles de usuarios quedarán sin opciones de servicio”. En países como Australia, Canadá, Sudáfrica y la Unión Europea, ya se han aprobado legislaciones que garantizan el derecho a la reparación. Estos marcos legales obligan a los fabricantes a compartir información técnica con cualquier taller, evitando monopolios en el servicio posventa. En cambio, en Argentina aún no existe una ley que contemple estos principios. Las entidades del sector trabajan junto a legisladores y asociaciones de consumidores para impulsar una normativa que respete la competencia, garantice la libre elección del usuario y evite la concentración en manos de unas pocas terminales. Christian Castañer, titular de FACCERA, fue claro: “Este no es solo un reclamo del tallerista. Es un reclamo del consumidor que debe poder decidir cómo y con quién reparar su auto sin perder garantías ni pagar de más”. El conflicto no es menor: el parque automotor argentino es extenso y diverso, y su sostenimiento requiere una red de asistencia técnica distribuida, accesible y profesional. Las restricciones actuales, según denuncian desde el sector, podrían afectar no solo a los empleos directos sino también a la logística, la seguridad vial y el bolsillo de millones de familias. TAPA DEL DÍA ¿El futuro sin talleres mecánicos? Si no se actúa a tiempo, Argentina corre el riesgo de consolidar un sistema donde solo quienes puedan pagar servicios oficiales accedan a reparaciones confiables. Esto significaría, en la práctica, la desaparición de los talleres de barrio y de miles de técnicos formados que históricamente mantuvieron el parque automotor en funcionamiento. La experiencia internacional muestra que es posible regular sin frenar la innovación. Legislar en favor del derecho a la reparación no es ir contra el progreso: es asegurar que todos, sin importar dónde vivan o cuánto puedan gastar, tengan acceso a un servicio justo, transparente y competitivo. TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com