TAPA DEL DÍA Axel Kicillof, gobernador bonaerense, asume un rol central en la campaña electoral provincial que culminará el 7 de septiembre. Con la mirada puesta en las regiones clave del conurbano, la Tercera y la Primera sección electoral, el mandatario busca consolidar la imagen de Fuerza Patria frente al desafío de una participación que, según encuestas y antecedentes provinciales, podría caer a niveles preocupantes. Durante el próximo mes, Kicillof desarrollará actividades casi diarias, acompañado por los principales candidatos y con una clara estrategia: contrastar su gestión con el discurso de Javier Milei, planteando "dos formas absolutamente opuestas de ver todo", según sus propias palabras. Su agenda oficial incluye visitas a municipios emblemáticos como Miramar, Pilar, Lomas de Zamora, General Pinto y Chacabuco, entre otros. Ante la prohibición de realizar actos de gobierno en los 15 días previos a la elección, el equipo de campaña prepara encuentros en distritos no controlados por Fuerza Patria, apuntando a consolidar apoyo en zonas como Junín, San Nicolás, Tandil y Mar del Plata. El gobernador también debió gestionar tensiones internas en el peronismo luego del cierre de listas. En un intento por mantener la unidad, convocó a un acto en Quilmes junto a Mayra Mendoza y Facundo Tignanelli, en contraste con la ausencia de sectores alineados con Cristina Kirchner en otros distritos. Por otro lado, la gestión decidió apartar a 24 policías bonaerenses señalados por vínculos políticos con el ex comisario y candidato de La Libertad Avanza, Maximiliano Bondarenko, en una acción que buscó evitar filtraciones y garantizar control territorial en un contexto electoral sensible. En materia de seguridad, Kicillof y su equipo preparan un debate directo con los candidatos opositores, especialmente los libertarios y referentes del PRO, para presentar estadísticas y datos de inversión comparados con la administración anterior de María Eugenia Vidal, buscando evitar la narrativa de “estar del lado de los delincuentes”. El gobierno provincial apuesta a una estrategia de doble impacto: con Kicillof al frente y los 85 intendentes comprometidos en la movilización territorial, aspira a revertir la baja participación en las elecciones. Según un ministro bonaerense, el objetivo es ganar ampliamente en la Tercera sección, mantener una competencia cerrada en la Primera y la Octava, y reducir las diferencias en el resto de las secciones para alcanzar un resultado global favorable. La incorporación de intendentes como candidatos en las listas busca capitalizar la buena imagen y la influencia local para movilizar a los votantes. Figuras como Mario Ishii (José C. Paz), Mayra Mendoza (Quilmes), Germán Lago (Alberti) y Marcos Pisano (Bolívar) encabezan la nómina en diversas secciones electorales. Además, varios jefes comunales presentan candidaturas testimoniales para reforzar el apoyo en sus territorios. En diálogo con esta redacción, uno de los estrategas de campaña reconoció que la movilización territorial, aunque no siempre determinante, es un factor clave para "empujar un poco esa aguja" en un contexto donde la elección podría definirse por márgenes ajustados. El lema de esta etapa es claro: "sumar fuerzas". Más que una unidad total, el peronismo busca una confluencia pragmática de sus distintas corrientes para afrontar un escenario electoral complejo. Desde su prisión domiciliaria, Cristina Kirchner sigue aportando a la campaña a través de mensajes grabados, reafirmando su peso político dentro del armado electoral. www.tapadeldia.com Opinión pública El protagonismo directo de Axel Kicillof en la campaña refleja la alta apuesta política que representa este proceso electoral para el peronismo provincial, no solo por su impacto en la gobernabilidad sino también por la proyección presidencial 2027. La baja participación electoral es una realidad en la Argentina contemporánea y obliga a los dirigentes a desplegar estrategias más activas y personalizadas, donde la territorialidad y la presencia de referentes locales juegan un papel decisivo. Este esquema de campaña puede resultar eficaz para contener la dispersión del voto y reforzar la imagen del oficialismo, aunque el desafío final será traducir ese esfuerzo en una participación significativa que legitime el resultado. TAPA DEL DÍA - www.tapadeldia.com