TAPA DEL DÍA El peronismo nacional está en la antesala de una semana decisiva de cara a las elecciones de medio término. El próximo domingo se cerrarán las listas y, en la provincia de Buenos Aires, el nombre que encabece la boleta nacional aún genera intriga y fuertes discusiones internas. En los últimos días, un operativo de intendentes peronistas cobró fuerza en redes sociales para impulsar a Máximo Kirchner como líder del armado bonaerense. Aunque el massismo mantiene silencio y el kicillofismo afirma no oponerse, el escenario se mantiene abierto y complejo. Desde el kirchnerismo más duro, se ve en Máximo la figura ideal para polarizar la disputa nacional en ausencia de Cristina Fernández de Kirchner, consolidando así la identidad del espacio frente al avance de los libertarios, mientras que él mismo reafirma que acatará las directivas de Cristina, la única referente indiscutida. Esta interna marcada por profundas fracturas y desconfianzas recientes permanece velada tras una campaña fragmentada, donde cada sector expone sus discursos pero sin consolidar una imagen de unidad sólida ante el electorado. Enfrentar a Javier Milei representa el único consenso visible en esta contienda. En paralelo, Sergio Massa mantiene un perfil cauteloso. Su eventual candidatura genera debates encontrados dentro de su propio entorno, con sectores que creen que debe dar un paso al costado y otros que lo ven como la figura necesaria para intentar revertir la caída electoral. La posibilidad de que encabece la lista se mantiene abierta aunque no empujada. En este contexto, Juan Grabois ya adelantó que, de no contar con un lugar expectante, presentará una lista alternativa, poniendo en riesgo la unidad y la fuerza de la coalición oficialista. Este planteo añade presión para que el peronismo encuentre una candidatura que contenga a todos los sectores. El gobernador Axel Kicillof ha señalado que no buscará imponer nombres y apuesta a una figura de consenso que limpie la interna y ofrezca una imagen de equilibrio. Entre los nombres que suenan está el ex ministro de Defensa Jorge Taiana, quien goza de prestigio en diversos sectores, y el intendente de Pilar, Federico Achával, quien aparece como una apuesta renovadora con buen respaldo territorial y gestión. También circulan nombres de otros intendentes de peso, como Mariel Fernández y Ariel Sujarchuk, y figuras históricas del PJ como Guillermo Moreno, que vuelve al primer plano tras su reingreso al kirchnerismo. Para completar la lista, el kicillofismo reclama que se respeten los lugares para cuatro diputados cercanos al gobernador con mandato próximo a vencerse, mientras el massismo y kirchnerismo negocian nombres como Sebastián Galmarini, Vanesa Siley, Teresa García y Sergio Palazzo. Los próximos días serán determinantes para evitar que las heridas internas se profundicen y lograr, al menos, una campaña menos fracturada que la vivida en la provincia. El peronismo bonaerense, en definitiva, juega una última carta para evitar que sus divisiones internas terminen jugando en contra en las urnas. Opinión La crisis interna del peronismo bonaerense refleja un problema estructural que puede definir no solo las elecciones provinciales, sino también el rumbo del proyecto político nacional. La falta de una candidatura que unifique el espacio y el temor a fracturas profundas muestran un escenario complejo donde la política debe dejar espacio a la estrategia para no ceder terreno ante adversarios externos. La designación de un candidato conciliador será clave para reconstruir mínimamente la confianza interna y presentar al electorado una propuesta coherente que supere la fragmentación actual. Sin ello, el riesgo de la dispersión electoral y el desgaste prolongado es inevitable. TAPA DEL DÍA