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Miles de soldados rusos regresan del frente con graves secuelas psicológicas sin recibir apoyo efectivo

Expertos alertan que la falta de un sistema sólido de asistencia provoca que veteranos con estrés postraumático recurran al alcohol y la violencia, mientras el Kremlin mantiene un control limitado sobre su salud mental.

  • 13/08/2025 • 07:10

TAPA DEL DÍA

La guerra en Ucrania deja no solo destrucción material, sino también heridas profundas en la mente de quienes la enfrentaron. Miles de soldados rusos retornan del frente con trastorno de estrés postraumático (TEPT) y problemas de adaptación a la vida civil, mientras las autoridades no logran implementar un sistema de apoyo psicológico eficaz.

Profesionales de la salud mental señalan que la mayoría de los excombatientes rehúye la terapia. "No creen que podamos entender lo que han vivido", dice Tatyana, psicóloga voluntaria del proyecto estatal Hogar Familiar. Muchos prefieren buscar alivio en el alcohol o en la compañía de amigos, en lugar de enfrentar los traumas que arrastran desde el frente.

El impacto se refleja en comportamientos agresivos: algunos veteranos atacan a otras personas en situaciones cotidianas, producto del conflicto interno entre la persona que fueron y las acciones que cometieron en la guerra. La transición hacia la calma de la vida civil resulta para muchos un desafío insuperable.

El Kremlin no ha publicado cifras exactas de combatientes activos, aunque en 2023 y 2024 se estimó que más de un millón de soldados participaron en el conflicto. Estudios del Centro de Psiquiatría Bekhterev indican que entre el 3% y 17% de los soldados que sufren heridas graves podrían desarrollar TEPT.

A pesar de la existencia de 2.700 oficinas de orientación médico-psicológica y programas estatales de apoyo, los especialistas destacan que estos recursos son insuficientes, con centros pequeños y personal limitado. Yana, psicóloga de una oficina estatal, asegura: "Son personas peligrosas y yo puedo hacer que sean menos peligrosas", pero admite que el miedo a criticar la guerra y la represión limita la efectividad de las intervenciones.

El problema se agrava con la incorporación de criminales convictos al frente y la movilización masiva que convierte el servicio militar en indefinido. Investigaciones independientes muestran un aumento de crímenes graves cometidos por veteranos desde 2022, incluyendo homicidios, agresiones sexuales y palizas, en un país que enfrenta una creciente crisis de violencia.

El tratamiento del TEPT sigue siendo escaso. La terapia prolongada, como la de procesamiento cognitivo, es prácticamente inexistente. Según Matvey, psicólogo en un centro de adicciones, "para la mayoría, la terapia resulta demasiado dolorosa o demasiado abstracta como para comprometerse". Incluso la idea de que la terapia sea obligatoria, planteada por Vladimir Putin en 2024, no se ha implementado.

Rusia enfrenta además una escasez crítica de psicólogos: entre 4 y 5 por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de estándares internacionales. Aun así, profesionales como Yana logran avances significativos en apenas 10 a 12 sesiones con pacientes civiles y familiares de soldados, demostrando que la atención especializada sí puede marcar la diferencia.

En definitiva, los veteranos de guerra en Rusia quedan en gran parte desprotegidos, dependiendo de la ayuda voluntaria y afrontando secuelas que pueden derivar en conductas violentas o adicciones. "No tenemos una organización unificada en todo el país", concluye Tatyana. "La gente se queda sola, buscando voluntarios o tratando de arreglárselas por su cuenta si quiere trabajar con un psicólogo".

Opinión: La ausencia de un sistema integral de apoyo psicológico expone a la sociedad rusa a riesgos crecientes. La combinación de trauma no tratado y un entorno represivo genera un caldo de cultivo para la violencia, reflejando la urgencia de políticas de salud mental efectivas para los veteranos.

TAPA DEL DÍA.

Con información de la BBC