TAPA DEL DÍA La educación sigue siendo un factor decisivo para la inserción laboral y los ingresos en Argentina. Según el último informe del Panorama de la Educación de la OCDE, quienes completan un título universitario o terciario perciben salarios hasta un 63% superiores a los de quienes solo finalizaron la escuela secundaria. Además, el desempleo entre los jóvenes con estudios superiores es casi la mitad que entre quienes cuentan únicamente con secundaria completa. Mientras circulan discursos que predican que los títulos ya no importan frente a la acción y la innovación personal, los datos oficiales demuestran que la educación formal sigue marcando la diferencia en el mercado laboral argentino. Terminar la secundaria genera mejoras limitadas en ingresos y protección frente al desempleo, pero los estudios superiores abren puertas concretas a empleos mejor remunerados y estables. El informe destaca que los adultos con maestrías tienen ingresos promedio 2,5 veces superiores a quienes solo completaron la secundaria, mientras que un título universitario representa un 75% más de salario que la escuela media. Los programas terciarios cortos mejoran los ingresos en un 30% respecto a la secundaria. “Argentina tiene una educación superior de gran calidad, con carreras innovadoras y adaptadas a las necesidades laborales actuales”, afirma Ana Miranda, investigadora del Conicet y Flacso. Según expertos, el desafío es acompañar a los jóvenes en su trayectoria educativa para que estén preparados frente a un mercado laboral dinámico y cambiante. El desempleo juvenil también se ve afectado por la educación: el 4,1% de los jóvenes de 25 a 34 años con estudios superiores estaba desempleado en 2023, frente al 7,2% de quienes solo completaron la secundaria. Sin embargo, el impacto de terminar la escuela media en Argentina es menor que en otros países de la OCDE, donde la secundaria completa brinda mayor protección frente al desempleo. La brecha educativa no solo es económica: también refleja desigualdades estructurales. Solo el 26% de los jóvenes adultos de familias con menor nivel educativo posee un título universitario, en contraste con el 70% de los hogares con mayor nivel educativo. Las barreras financieras y el limitado apoyo académico siguen frenando la movilidad social, advierte la OCDE. Además, el informe revela que Argentina invierte menos recursos por estudiante que la mayoría de los países desarrollados. En 2022, el gasto por alumno en educación superior fue de 3.329 dólares, frente a un promedio de 15.102 dólares en los países de la OCDE. Esto limita la capacidad del sistema educativo de garantizar igualdad de oportunidades y calidad de formación. En definitiva, completar estudios superiores continúa siendo un diferencial decisivo en Argentina, tanto en salarios como en acceso a empleo, aunque su impacto depende de la calidad educativa, las habilidades adquiridas y las políticas públicas que respalden a los estudiantes más vulnerables. Opinión pública: estos datos podrían cambiar la percepción de muchos jóvenes frente a la educación, demostrando que, más allá de las tendencias digitales y de emprendimiento rápido, un título universitario sigue ofreciendo ventajas reales y cuantificables en el mercado laboral. TAPA DEL DÍA