La discusión sobre la reforma tributaria volvió al centro de la escena económica. El ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó en sus últimas apariciones ante empresarios que el Gobierno trabaja en un esquema de simplificación fiscal que incluiría cambios en el Impuesto a las Ganancias, reducciones graduales en cargas patronales y la eliminación de tributos con bajo impacto recaudatorio. Incluso trascendió que podría ponerse bajo revisión el Monotributo. En el diagnóstico oficial y privado hay un consenso: el sistema tributario argentino se convirtió en un entramado difícil de administrar, con superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales que complican tanto la actividad empresarial como la vida económica cotidiana. TAPA DEL DÍA  Los especialistas consultados coinciden en que la profundidad del laberinto fiscal impide cambios abruptos. Gabriela Russo, presidenta del Tribunal de Ética del Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño, señaló que el foco de la reforma estaría puesto en agilizar la gestión impositiva: “La simplificación no necesariamente implica menos recaudación; busca facilitar los procesos y aprovechar la tecnología”, afirmó. Pablo Belaich, socio de EY, advirtió que reducir impuestos de manera acelerada puede generar tensiones fiscales: “La baja de tributos puede incentivar el consumo, pero si el efecto no es inmediato, recorta recursos para cumplir las metas fiscales”, explicó. Esa tensión obliga a avanzar con cautela. Los impuestos que podrían bajar primero Según Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios, hay margen para eliminar gravámenes que tienen peso marginal en la recaudación total. Entre ellos figuran la contribución especial sobre el capital cooperativo; tributos vinculados a la energía eléctrica; cargos sobre pasajes al exterior; y ciertos impuestos asociados a espectáculos, vehículos, embarcaciones, productos electrónicos, seguros y telefonía móvil o satelital. (www.tapadeldia.com)  Domínguez remarcó que la estrategia deberá ser progresiva: “En el corto plazo, cualquier baja impacta en la recaudación. Para evitar desequilibrios, los cambios deben acompañar el crecimiento económico”. Javier Fuentes, gerente de impuestos de PGK Consultores, sostuvo que los tributos distorsivos deberían revisarse de manera prioritaria. Estos representan cerca del 14% de los ingresos fiscales y abarcan impuestos internos unificados, el impuesto al cheque, combustibles, el Monotributo y Bienes Personales. Aunque su peso es importante, su impacto en costos y procesos administrativos es considerable, y su revisión aliviaría a empresas y consumidores. Qué pasará con IVA, Ingresos Brutos y la coordinación con las provincias Los expertos advierten que cualquier reforma que no contemple cambios en Ingresos Brutos –uno de los tributos más cuestionados por su efecto acumulativo en la cadena productiva– quedará incompleta. Belaich insistió en que será indispensable alcanzar acuerdos con las provincias: sin consensos federales, una baja de impuestos nacionales puede verse anulada por subas locales. Russo añadió que la reforma deberá abordar la superposición entre niveles de gobierno, un problema estructural que complica al contribuyente y resta eficiencia al sistema fiscal. La dimensión del problema Un informe del IARAF identificó 155 tributos vigentes en Argentina: 45 nacionales, 25 provinciales y 85 municipales. La recaudación consolidada equivale al 29% del PBI y depende en un 94% de solo diez tributos, lo que refleja la gran cantidad de impuestos de baja relevancia económica. Otro reporte de PGK Consultores detalló que el 98% de la recaudación proviene del Impuesto a las Ganancias, el IVA, los impuestos sobre ingresos y seguridad social, y gravámenes al comercio exterior. De ellos, cuatro tributos concentran el 86% del total. La conclusión de los especialistas es clara: la reforma tributaria requerirá tiempo, un diseño cuidadoso y acuerdos políticos amplios para evitar impactos bruscos en la recaudación y dar señales de estabilidad. Una mirada final En una sociedad que reclama previsibilidad, una reforma tributaria que avance hacia reglas claras y menos distorsiones podría convertirse en un punto de inflexión. El desafío no es menor: equilibrar alivio fiscal con responsabilidad presupuestaria. La opinión pública parece coincidir en que el cambio es necesario, pero también en que deberá ejecutarse con prudencia y transparencia para evitar nuevos desajustes. TAPA DEL DÍA (www.tapadeldia.com)