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Tiene parálisis cerebral, desafió la discriminación en la universidad y hoy está a un paso de ser neurólogo

A Wenceslao Moreno lo invitaron a retirarse de clase por su discapacidad. Diez años después, está a punto de cumplir su sueño: convertirse en especialista en neurología. Contra todos los pronósticos, con esfuerzo, disciplina y una determinación inquebrantable, ya ejerce como médico y trabaja en un hospital público de Rosario.

  • 06/06/2025 • 08:59

"Siento que no vas a poder, esta carrera no es para vos. Te invito a retirarte del aula". La frase, cruel e injustificable, se la dijo una profesora de Histología a Wenceslao Moreno en 2015, en plena clase de la Facultad de Medicina en Rosario. Wenceslao, que tiene parálisis cerebral, tenía apenas 19 años y acababa de empezar su camino para convertirse en médico.

Diez años después, Wenceslao es médico y se encuentra a menos de dos años de alcanzar su máximo sueño: recibirse de neurólogo. Su historia es un testimonio ejemplar de superación, esfuerzo y coraje frente a los prejuicios.

“Me la aguanté. No me fui. Después llegué a casa destruido, pero con el apoyo de mi familia. Nunca me autolimité”, cuenta hoy. Conocido por todos como “Wenchi”, este joven nacido en Mar del Plata pero rosarino por adopción, desafió etiquetas y construyó su camino a fuerza de disciplina y vocación.

La parálisis cerebral le genera movimientos involuntarios en los brazos y dificultades para escribir, pero no le impide ejercer su profesión. “No hago trazos finos. Nunca escribí apuntes, siempre estudié desde los libros”, explica con naturalidad. Su diagnóstico no limita su desempeño profesional: “Nunca tuve un paciente que me prejuzgue. Me siento un médico normal”.

Hoy trabaja en el área de neurorehabilitación del Hospital Eva Perón de Rosario. Está casado con Pilar, maestra y licenciada en Ciencias de la Educación, y juntos construyen una vida desde el centro de Rosario. “Ella es mi pilar, como su nombre lo indica”, dice con una sonrisa medida.

Wenceslao convive con su diagnóstico desde siempre y nunca lo ocultó, aunque tampoco lo exhibe. En sus redes, donde lo siguen casi cien mil personas, se presenta como “Médico con parálisis cerebral”. Lo hace para romper moldes, desafiar etiquetas y demostrar que se puede. “No soy un discapacitado con capacidades diferentes. Tengo una discapacidad, sí, pero no me define. Mi motor es la fuerza de voluntad”.

Desde chico convivió con médicos, cirugías y tratamientos, y su elección por la medicina fue natural. “No había plan B. Desde el primer día supe que quería esto, y dentro de la medicina, neurología. Es lo que me apasiona. Me imagino leyendo 'Wenceslao Moreno, neurólogo', y se me pone la piel de gallina”.

Es metódico, estudioso, fanático de los libros y del trato humano con los pacientes. También entrena, hace deportes, escalada cuando el tiempo se lo permite, y llegó a ser cinturón negro de taekwondo. “Siempre me costaron los movimientos coordinados, pero nunca me frenó nada. Siempre para adelante”.

En sus redes recibe a diario mensajes de aliento y consultas médicas. No ignora ninguno. “Empatizo. No me pongo de ejemplo, pero creo que transmitir esperanza también es parte de ser médico”. Y cada tanto, lo convocan a dar charlas en empresas y universidades. Allí también deja un mensaje potente: la discapacidad no es una barrera cuando hay convicción, enfoque y contención.

“No busco lástima ni victimizarme. Esta historia es para decirle a quien la lea que sí se puede. Que los moldes se rompen, que las etiquetas se superan. Y que la voluntad es tan importante como cualquier tratamiento médico”.

Desde la Redacción de TAPA DEL DÍA, elegimos contar su historia porque representa lo que muchas veces no se ve: el valor de la perseverancia en un sistema que muchas veces excluye sin darse cuenta.

TAPA DEL DÍA: esta historia merece llegar a todos los rincones. Porque cambiar el mundo empieza por desafiar una idea. Y Wenceslao, con su ejemplo, ya lo está haciendo.