TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com La dinámica financiera de las últimas semanas dejó una consecuencia concreta que ya comenzó a sentirse en la economía real: el aumento de tasas ya impacta negativamente en el crédito. Según un informe privado, esta suba no solo encarecerá el financiamiento, sino que podría convertirse en un freno adicional para la recuperación económica. El dato más revelador es la caída del stock de financiamiento con tarjeta de crédito, que retrocedió un 3,2% en julio en valores nominales. La cifra, publicada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), confirma lo que varios informes sectoriales anticipaban: el consumo se desacelera y los ingresos extraordinarios, como el aguinaldo, se están utilizando para cancelar deudas, no para comprar. En paralelo, el crédito al sector privado creció apenas un 1,5% en lo que va del mes, por debajo de la inflación proyectada para julio. Otras líneas también mostraron signos de estancamiento: préstamos personales (2,8%), prendarios (1,6%), adelantos en cuenta corriente (4,7%) y descuento de documentos (1,2%). El informe de la consultora Empiria, dirigida por Hernán Lacunza, advierte que “sería un error pensar que esta volatilidad de las tasas no tendrá efectos reales sobre la economía”. Según el análisis, “el nivel actual de tasas no solo afecta al sistema financiero y al Tesoro, sino también a una economía real que ya mostraba signos de enfriamiento”. Uno de los ejes del nuevo escenario es la salida de las Letras de Financiamiento (Lefi), que dejó un piso más elevado para las tasas. Esto generó que, por ejemplo, el costo de los adelantos en cuenta corriente —una herramienta habitual de financiamiento para las pymes— alcanzara la semana pasada niveles cercanos al 90% anual. La consecuencia directa es el encarecimiento del fondeo para empresas, mientras los bancos optan por colocar su liquidez en instrumentos más rentables y menos riesgosos. Así lo explica Empiria: “Si los bancos obtienen mayores retornos con activos de menor plazo y riesgo, las empresas enfrentan un crédito más caro y más escaso”. El problema también se refleja en los niveles de mora. Entre junio de 2024 y mayo de 2025, la irregularidad en el stock total de préstamos al sector privado subió del 1,8% al 2,6%. Dentro de ese aumento se destacó la morosidad en los consumos con tarjeta, que se duplicó: pasó del 1,9% al 3,8% en apenas un año. En los préstamos personales, el salto fue del 4,1% al 5,6%. Desde la consultora Invecq también advirtieron que parte del rumbo futuro de las tasas se definirá en las próximas licitaciones del Tesoro. Según ese análisis, “los bancos probablemente exigirán tasas altas, y será una decisión política cuánto convalidar y cuánto dejar sin renovar, en un contexto de presión por expandir la liquidez”. En ese marco, también surgen dudas sobre la posición del Banco Central. Para Empiria, “la reciente volatilidad de tasas expone un límite estructural a la idea de dejar que el mercado defina rendimientos, sobre todo en un sistema financiero con un mercado de capitales aún débil y con la transición monetaria incompleta”. TAPA DEL DÍA: esta situación plantea un doble desafío. Por un lado, frenar la inflación sin destruir los motores de la actividad; por otro, evitar que el crédito se transforme en un lujo inalcanzable para familias y pymes que aún intentan recuperarse del impacto económico de los últimos años. Opinión razonada: Si no se encuentra un equilibrio entre el costo del dinero y el acceso al financiamiento, la economía argentina podría ingresar en una fase prolongada de estancamiento, donde el consumo, la producción y el empleo se retroalimenten negativamente. La política monetaria, sin una lectura fina del impacto en la calle, corre el riesgo de convertirse en una barrera más para la reactivación. TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com