TAPA DEL DÍA La guerra en Ucrania continúa cobrando vidas y provocando un desgaste profundo en soldados y civiles, mientras la población observa con temor los movimientos diplomáticos entre Donald Trump y Vladimir Putin. La posibilidad de ceder territorio a cambio de un cese de hostilidades genera alarma en un país que ha resistido durante más de una década frente a la agresión rusa. En el este de Ucrania, los soldados reciben un entrenamiento intenso y sencillo a la vez: derribar drones con escopetas, la amenaza que más bajas ha causado en los últimos meses. Ihor, veterano de la guerra desde 2014, afirma con firmeza que no está dispuesto a ceder ni un centímetro de territorio y que seguirán luchando hasta recuperar cada espacio ocupado. El cansancio y la escasez de efectivos son evidentes. Algunas unidades del frente operan por debajo de los números necesarios, mientras la guerra se intensifica y Rusia mantiene su presión con miles de drones y misiles. Sin embargo, el espíritu de resistencia sigue intacto: "Si no paramos, perderemos aún más territorio", asegura Oleksii, soldado que ha perdido amigos y familiares en el conflicto. En Kiev y otras ciudades, la población civil también siente el peso de la guerra. Miles de ucranianos han perdido sus hogares y vidas. Según la ONU, más de 13.000 civiles han muerto y 3,5 millones han sido desplazados. La esperanza de un alto el fuego se mezcla con el miedo a una paz que obligue a sacrificar territorios conquistados a costa de sus vidas y bienes. El presidente Zelensky ha dejado claro que Ucrania no cederá territorios. Sin embargo, encuestas recientes muestran que algunos ciudadanos comienzan a aceptar, a regañadientes, la idea de un intercambio territorial a cambio de la paz. La opinión pública refleja cansancio, pero también un profundo rechazo a la imposición de decisiones sin participación ucraniana, como ocurrió en la reunión de Alaska entre Trump y Putin. Los testimonios de los civiles son conmovedores: Hennadii, de 78 años, llora al recordar la tumba de su madre y los lugares de su infancia. Valentina, también septuagenaria, perdió a su marido en un ataque con misiles y afirma con determinación: "Esta es nuestra tierra y nuestra gente muere por ella. ¿Cómo vamos a renunciar a ella? De ninguna manera". La guerra sigue, los drones continúan cayendo sobre las líneas ucranianas y la diplomacia internacional avanza sin incluir la voz de quienes viven el conflicto en carne propia. Ucrania puede estar perdiendo terreno, pero no ha sido derrotada, y su resistencia hace imposible imponer un acuerdo de paz que no sea aceptable para su pueblo. Opinión pública: el sentimiento general de la población ucraniana refleja una mezcla de cansancio y determinación. Si bien muchos desean el fin de los combates, la idea de entregar territorios para obtener paz es ampliamente rechazada. Este conflicto no solo es militar, sino también un desafío moral y político que continuará marcando la percepción internacional sobre cualquier intento de acuerdo sin participación de Ucrania. TAPA DEL DÍA