TAPA DEL DÍA  El consenso internacional para enfrentar la creciente contaminación por plásticos naufragó en Ginebra. Tras 11 días de intensas discusiones, los 184 países participantes de la cumbre mundial no lograron acordar un tratado vinculante que regule la producción y uso de plásticos a nivel global. El fracaso deja al planeta sin un plan claro para detener la acumulación de residuos que ahogan océanos, ríos y playas, y que incluso se encuentran en la sangre y órganos humanos. Más de 100 naciones buscaban un acuerdo ambicioso, pero los desacuerdos sobre límites a la producción y control de químicos tóxicos bloquearon cualquier avance. Estados Unidos y países productores de petróleo, como Arabia Saudita, se opusieron a cualquier restricción a la fabricación de plásticos, mientras que varias naciones del Sur Global, incluyendo Colombia y Costa Rica, exigieron un tratado robusto que incluya límites a la producción, regulación de químicos y mecanismos efectivos de implementación. Argentina, representada por Eliana Ester Saissac, se mantuvo neutral, aunque según observadores, su postura sigue cercana a la de Estados Unidos. Cada argentino consume en promedio 42,7 kg de plástico por año, gran parte de un solo uso, y menos del 10% de estos residuos se recicla correctamente. La situación es crítica: América Latina y el Caribe concentran miles de vertederos a cielo abierto, y la Argentina se encuentra entre los países con mayor cantidad, con 102 sitios identificados. Los ríos transportan estos residuos hacia los océanos, donde se acumulan en cinco gigantescas islas de basura, siendo la más grande la del Pacífico, tres veces el tamaño de Francia. En Argentina, la legislación sobre plásticos sigue siendo insuficiente. Existen regulaciones parciales sobre aditivos peligrosos y microplásticos en cosméticos, pero aún falta un marco integral que controle todo el ciclo de vida de los plásticos. Diversos proyectos de ley buscan abordar envases y reciclaje, pero ninguno limita la producción ni regula los químicos peligrosos. El futuro del tratado global sigue incierto. Algunos países proponen reanudar las negociaciones a través del Comité Intergubernamental de Negociación (INC), mientras otros optan por un período de reflexión para intentar superar las diferencias irreconciliables. Este fracaso marca un duro llamado de atención: la crisis del plástico continúa creciendo y los océanos, ríos y ecosistemas del mundo seguirán pagando las consecuencias de la falta de acción colectiva. TAPA DEL DÍA