Planificar vacaciones en la Costa Atlántica dejó de ser una decisión meramente logística para transformarse en un verdadero ejercicio financiero. Según un relevamiento del Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), una familia tipo —dos adultos y dos hijos menores— necesita en promedio $3.880.488 para pasar siete días de descanso en la segunda quincena de enero. El informe revela que ese monto equivale a 2,38 salarios promedio y pone en evidencia una realidad que atraviesa a buena parte de la clase media: vacacionar dentro del país exige hoy un esfuerzo económico considerable.  Las diferencias entre los principales balnearios son marcadas. El estudio muestra que una familia puede llegar a gastar casi cinco veces más si opta por Cariló en lugar de Villa Gesell, una brecha explicada principalmente por los costos de alojamiento. Mientras que en Villa Gesell el presupuesto mínimo estimado es de $2.188.670, en Cariló el gasto asciende a $10.665.172. “Una familia tipo debe destinar un presupuesto 4,9 veces mayor si decide ir a Cariló respecto de Villa Gesell”, detalla el informe elaborado por la UADE. A este escenario se suman gastos adicionales que pueden elevar aún más el presupuesto final. El alquiler diario de una carpa en la playa oscila entre $35.377 y $118.000, según el balneario y la ubicación. A su vez, una salida a comer en un restaurante implica un desembolso promedio cercano a los $90.000 para una familia tipo. Los destinos más accesibles para vacacionar una semana en enero De acuerdo con el relevamiento, los puntos más económicos de la Costa Atlántica para la segunda quincena de enero son: Villa Gesell: $2.188.670, el destino más accesible del listado. Necochea: $2.554.338. San Clemente del Tuyú: $2.556.985. Mar del Plata: $2.779.767. Los balnearios más caros de la temporada Cariló: $10.665.172 por una semana, el balneario más costoso. Pinamar: $8.026.847. Mar de las Pampas: $4.848.778. San Bernardo: $4.153.000. El informe también compara el costo de las vacaciones con el ingreso promedio de un trabajador formal. Según el Ripte, el salario medio de noviembre fue de $1.627.212. Ese ingreso no alcanza para cubrir ni siquiera una semana en los destinos más económicos: vacacionar en Villa Gesell demanda 1,35 salarios completos. En el extremo opuesto, viajar a Cariló requiere el equivalente a 6,55 sueldos promedio. Aun así, el estudio señala un dato relevante: la relación entre salarios y costos turísticos se mantuvo estable respecto del año anterior. “La relación entre costo de viaje y salario no varió respecto del mismo período del año anterior. Esto implica que el poder adquisitivo del turismo, entre enero de 2025 y enero de 2026, se mantuvo prácticamente constante. El turismo interno continúa siendo una opción de consumo que resiste cambios en precios y salarios”, concluye el informe de la UADE. Aunque los números son elevados, las vacaciones siguen ocupando un lugar central en las decisiones de las familias argentinas, que ajustan destinos y gastos, pero mantienen el descanso como una prioridad. Opinión pública: los datos confirman que el turismo interno funciona como un termómetro social. No crece en términos de acceso, pero tampoco se retrae. La pregunta que queda abierta es cuánto tiempo más podrá sostenerse este equilibrio si los ingresos no logran recuperar terreno frente a los costos. TAPA DEL DÍA