La guerra de los bots sacude al streaming argentino: denuncias, trampas y un negocio en jaque El ecosistema del streaming argentino vive su auge, pero también atraviesa una tormenta. Mientras canales como Luzu TV, Olga, Blender y Vorterix suman millones de vistas y protagonizan la agenda digital, una práctica opaca amenaza con erosionar su credibilidad: la compra de bots para inflar audiencias. Esta estrategia, tan accesible como cuestionable, consiste en utilizar sistemas automatizados para simular visualizaciones en vivo, seguidores o participación en chats. ¿El objetivo? Aparentar mayor popularidad ante las marcas y el público. Pero el costo real de esta trampa va mucho más allá de unos pocos dólares. “No solo se busca crecer artificialmente, sino incluso perjudicar a competidores”, explicó Juan Morell, consultor en estrategia digital. El especialista se refirió al cruce público entre Nicolás Occhiato y Migue Granados, donde el creador de Luzu TV denunció ataques de bots dirigidos a sabotear su canal. “Es un fenómeno más extendido de lo que muchos creen”, advirtió Morell. Un atajo barato, pero costoso La facilidad con la que se accede a estos servicios sorprende: por menos de 2.50 dólares se pueden adquirir 1000 vistas en vivo. Plataformas especializadas ofrecen estos paquetes como si fueran parte del negocio legítimo, pero en realidad afectan profundamente a los proyectos genuinos. “Se está dejando de lado la esencia del streaming: construir comunidad real con contenido valioso”, alertó Morell. Y agregó: “La normalización de estas prácticas mina la confianza de los anunciantes y degrada el valor del ecosistema entero”. Consecuencias técnicas y éticas El uso de bots no es solo una trampa ética. Plataformas como YouTube o Twitch ya detectan estos comportamientos y penalizan con suspensiones o cierres de cuentas. Pero además, afecta indirectamente a otros creadores, al sembrar sospechas y reducir el valor global del streaming argentino. Consulta a Morell sobre cómo enfrentar esta crisis. Su respuesta fue clara: “La solución pasa por fomentar auditorías independientes, implementar protocolos estrictos de transparencia y que los propios streamers entiendan el daño que causan al elegir atajos”. El riesgo de una industria sin reglas Esta “guerra de los bots” es, en el fondo, el síntoma de un problema cultural: la obsesión con el éxito inmediato. En lugar de apostar por vínculos genuinos y contenido duradero, se impone una lógica de vanidad numérica que contamina el mercado digital. “No todo vale. Los creadores deben decidir si quieren ser influyentes de verdad o apenas números vacíos en una pantalla”, concluyó Morell. “El contenido evergreen sigue siendo el rey. A la larga, el público sabe distinguir la autenticidad del humo”. Tapa Del Día