Con un mensaje directo y confrontativo, Javier Milei eligió la provincia de Buenos Aires como epicentro de su nueva ofensiva política. El Presidente puso en marcha una estrategia que apunta a su consolidación nacional y al mismo tiempo busca desarticular a sus principales adversarios: el kirchnerismo, que no logra reordenarse, y un PRO que atraviesa su peor crisis interna. Esta semana, desde La Plata, Milei apuntó con dureza contra Axel Kicillof, a quien eligió como rival central. No fue una casualidad. Con un discurso cargado de ataques personales, el libertario contrapuso su modelo económico nacional con la gestión provincial. Ese enfrentamiento expone lo que para muchos ya es un hecho: el comienzo informal de la campaña de La Libertad Avanza (LLA) en territorio bonaerense. Con niveles de imagen positiva que rondan entre el 46% y el 50%, el Presidente arranca con ventaja. En especial en la Primera Sección Electoral, donde sus políticas encuentran mayor respaldo. Milei quiere conquistar el bastión más emblemático del kirchnerismo y lo hace en un contexto económico que, pese a los ajustes, transmite señales de estabilidad: la inflación desciende, el dólar oficial se mantiene contenido y más de 1,5 millón de argentinos viajan cada mes al exterior, un dato que el oficialismo no deja de mostrar como símbolo de normalización. Mientras tanto, el PRO vive horas de desconcierto. La interna entre Cristian Ritondo y Diego Santilli, los límites de Mauricio Macri para articular una estrategia común y el avance de Karina Milei sobre las listas, agravan la fractura. Nueve de los trece intendentes del partido no aceptan que LLA les imponga candidatos. En distritos como 9 de Julio, incluso, los libertarios promueven el juicio político a intendentes amarillos. Frente a ese panorama, sectores del PRO evalúan un divorcio estratégico de los libertarios. Emilio Monzó encabeza ese movimiento. Y figuras como Juan Schiaretti y Facundo Manes ya exploran un nuevo armado de centroderecha republicana junto a sectores del peronismo, la UCR, la Coalición Cívica y Encuentro Federal. Una especie de Juntos por el Cambio recargado. Por su parte, el kirchnerismo aún no logra ordenar su interna. Cristina Kirchner, condenada pero vigente, pretende definir las listas y colocar a su hijo Máximo Kirchner como cabeza de lista en la Tercera Sección. En los próximos días se reunirán emisarios de Kicillof, Cristina y Sergio Massa para intentar alcanzar un acuerdo que aún luce lejano. La jugada de Milei de confrontar directamente con Kicillof parece tener un doble propósito: fortalecer al gobernador como adversario y, al mismo tiempo, exponer y amplificar las grietas dentro del peronismo bonaerense. Una táctica que, en un escenario tan volátil, puede consolidar al oficialismo nacional como la única fuerza con liderazgo y plan en el tablero político. Redacción del Diario Tapa Del Día - www.tapadeldia.com