Diario Tapa Del Día - En un clima de creciente tensión política, el Gobierno nacional observa con atención los movimientos del peronismo bonaerense mientras avanza con cautela en las conversaciones más delicadas con el PRO, su principal socio electoral en la antesala de los próximos comicios. La reorganización del Partido Justicialista, fogoneada por la reciente reunión entre Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa, encendió luces de alerta en el oficialismo libertario. Aunque puertas afuera los referentes de La Libertad Avanza (LLA) minimizan el impacto de esas cumbres, internamente reconocen que el potencial reagrupamiento del kirchnerismo podría alterar el tablero electoral. El encuentro más reciente del PJ se produjo ayer, en el marco de un nuevo aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón. La reunión, convocada por Máximo Kirchner en la Quinta de San Vicente, derivó en la confirmación del Congreso partidario para este sábado, donde se votará una posible alianza electoral con otros sectores. Mientras tanto, en silencio y sin fotos, se multiplican los contactos entre libertarios y dirigentes del PRO. La ingeniería electoral es trabajosa: quién definirá las listas, cómo se llamará la coalición, en qué distritos irá unificado el frente. Por ahora, no hay definiciones concretas. Lo que hay es una certeza: los acuerdos se sellarán recién sobre el límite del calendario electoral. “Las conversaciones van a seguir hasta el mismo 9 de julio”, reconocen desde el PRO, en referencia al cierre del plazo para la inscripción de alianzas. Y agregan: “Después sigue la danza hasta el 19, cuando hay que presentar las listas”. El panorama bonaerense es especialmente complejo. Los 135 municipios deben renovar concejales y consejeros escolares, y en 8 secciones se eligen legisladores provinciales. “En distritos grandes, una lista puede tener hasta 24 lugares. Por eso, cada acuerdo lleva tiempo”, aseguran desde ambos espacios. En LLA también hay internas. El ala liderada por Karina Milei, junto con Sebastián Pareja y Eduardo Menem (los “territoriales”), mantiene diferencias con el sector más vinculado al consultor Santiago Caputo, identificado como “Fuerzas del Cielo”. Aunque reconocen que esas tensiones están lejos de las profundas grietas que atraviesan al peronismo. Uno de los puntos más sensibles es el reparto de poder en distritos donde ni LLA ni el PRO gobiernan. Allí, los acuerdos son más viables, pero las resistencias surgen cuando se intenta imponer condiciones desde los territorios amarillos. El estilo verticalista de Karina Milei, que mantiene la última palabra en todas las decisiones, también condiciona el ritmo de las negociaciones. A pesar de todo, en ambos bandos hay coincidencia en que un acuerdo es posible, al menos en la mayoría de los municipios. Aunque por ahora reina el hermetismo, la ingeniería electoral sigue en marcha y promete definiciones tan tensas como decisivas. TAPA DEL DÍA - www.tapadeldia.com.