TAPA DEL DÍA – www.tapadeldia.com Una escena inusual en la Casa Rosada el martes por la mañana anticipó el clima adverso que el oficialismo enfrentaría un día después en la Cámara de Diputados. Los referentes políticos más cercanos a Javier Milei —Karina Milei, Martín y “Lule” Menem, y Santiago Caputo— se cruzaron por los pasillos del primer piso, pero no llegaron a concretar una reunión estratégica. El vacío de dirección se hizo sentir horas más tarde, cuando los libertarios vivieron una sesión turbulenta y sin resultados en el Congreso. El episodio expuso una fractura cada vez más evidente entre dos visiones que conviven en el Ejecutivo. Por un lado, el “menemismo”, que sostiene una postura intransigente y prioriza ir a fondo con una estructura electoral propia. Por el otro, el “caputismo”, que propone acuerdos legislativos con sectores aliados para sostener la gobernabilidad. La falta de consenso interno pone en duda la estrategia de La Libertad Avanza de cara a las elecciones y amenaza con debilitar su influencia parlamentaria. La fallida sesión del miércoles sirvió como catalizador del conflicto. Un cruce a los gritos entre diputadas de Unión por la Patria y los libertarios José Luis Espert y Juliana Santillán terminó desactivando el quórum. Aunque se evitó un daño legislativo inmediato, quedó al descubierto el nuevo mapa político: bloques aliados que hasta hace poco acompañaban al Gobierno hoy comienzan a marcar diferencias. Incluso promovieron el debate de proyectos sensibles para la Casa Rosada, como la emergencia sanitaria pediátrica o el financiamiento universitario. La tensión también se refleja en las provincias. La negativa del Gobierno a responder a los pedidos de los gobernadores —como la coparticipación del impuesto a los combustibles o el reparto de ATN— y la reticencia a compartir lugares en las listas, ha erosionado el frente común. En distritos clave como Entre Ríos, Salta o Río Negro, aún no está claro si La Libertad Avanza optará por cerrar acuerdos o competir con candidatos propios, incluso a costa de perder volumen legislativo. Desde el sector de Caputo señalan que, sin acuerdos mínimos, el oficialismo podría enfrentar derrotas legislativas de alto impacto, como la nueva ley de jubilaciones. Del lado de los Menem, en cambio, insisten en que la única forma de consolidar el proyecto libertario es sostener la pureza ideológica: “No arreglar con la casta” y no resignar casilleros territoriales. En medio de la disputa, algunos recuerdan que, a comienzos del año, el propio Presidente habría bajado una línea clara: mostrarse firmes, pero garantizar votos para evitar tropiezos fiscales y avanzar —a mediano plazo— con las reformas estructurales que el Gobierno tiene en carpeta. Ahora, los sectores enfrentados dentro del oficialismo coinciden en algo: la palabra final la tiene Javier Milei. Quienes lo conocen aseguran que no suele intervenir hasta que el conflicto pone en riesgo el equilibrio general. El momento para que baje el martillo, según muchos en el entorno presidencial, ha llegado. TAPA DEL DÍA – Diario TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com Opinión pública: El dilema que enfrenta el Presidente no es solo político, sino estructural. La construcción de poder, en un contexto fragmentado, exige decisiones que no se pueden postergar sin consecuencias. Javier Milei, que hasta ahora supo avanzar en solitario, podría necesitar —por primera vez— elegir entre la épica y la eficacia.