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Milei demora una decisión clave y profundiza la tensión entre Karina y Caputo, mientras avanza el pacto con el PRO y YPF firma un crédito histórico

El Presidente evita intervenir en una interna que escala dentro de su círculo más cercano. En simultáneo, se formaliza el frente electoral con el PRO bonaerense y YPF confirma un préstamo por 2.100 millones de dólares para impulsar Vaca Muerta.

  • 05/07/2025 • 08:38

La tensión política en el corazón del Gobierno nacional vuelve a quedar expuesta por la falta de definición del Presidente Javier Milei frente a una interna cada vez más cruda entre su asesora y hermana, Karina Milei, y su estratega Santiago Caputo. Mientras tanto, la alianza electoral con el PRO toma forma definitiva en la provincia de Buenos Aires, y YPF logra cerrar un crédito sin precedentes para desarrollar infraestructura clave en Vaca Muerta.

En los pasillos del primer piso de la Casa Rosada, el silencio se mezcla con mensajes cruzados y gestos políticos que evidencian una ruptura latente. Desde hace semanas, el enfrentamiento entre Karina Milei y Caputo condiciona la estrategia del oficialismo, sin que el Presidente se decida a tomar partido. Ni siquiera las habituales reuniones en el despacho de Lisandro Catalán —vicejefe de Interior— logran reunir a los protagonistas. La mediación de Guillermo Francos, hasta ahora, ha resultado estéril.

El conflicto escaló con el avance legislativo del proyecto de actualización jubilatoria, que amenaza con complicar el equilibrio fiscal. Se espera que el Senado convierta en ley la iniciativa y que Milei la vete, lo que derivará en una pulseada decisiva en Diputados. Si el Congreso logra rechazar el veto, el Presidente perdería una herramienta de poder fundamental. Todo esto ocurre mientras la puja interna entre Karina y Caputo se intensifica, y la incertidumbre domina las definiciones electorales.

En paralelo, se confirmó el pacto político con el PRO bonaerense: La Libertad Avanza y el macrismo sellaron un frente común, todo teñido de violeta y sin rastros amarillos. Cristian Ritondo, Diego Santilli y Sebastián Pareja avanzan con las firmas y definiciones distrito por distrito, con especial atención en Vicente López, donde gobierna Soledad Martínez, pieza clave de Jorge Macri. La alianza también se discute en la Ciudad de Buenos Aires, donde Mauricio Macri no descarta repetir el esquema. La tensión entre los primos Macri es evidente y marca otra disputa silenciosa que atraviesa al oficialismo.

En ese contexto, YPF cerró el préstamo más importante del sector energético en dos décadas: 2.100 millones de dólares destinados al desarrollo del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur. La operación, que incluye a gigantes como Chevron, Shell, Vista y Pan American Energy, fue estructurada bajo un mecanismo similar al de una hipoteca: si el proyecto no devuelve lo prestado, los bancos se quedan con la infraestructura. Participan entidades como Citi, JP Morgan, Santander e Itaú.

El anuncio del préstamo se conoció apenas horas después de que la jueza Loretta Preska ordenara ejecutar el fallo por la expropiación de YPF. Aunque el Gobierno espera revertir la sentencia o reducir su impacto económico en segunda instancia, la decisión desató una nueva preocupación en torno a los costos judiciales de aquella estatización firmada durante el kirchnerismo. La Casa Rosada evita criticar abiertamente a la magistrada, pero en off the record abundan las críticas a su fallo.

La tensión no se limita al plano político. En el frente económico, el ministro Luis Caputo enfrenta un escenario complejo: pese al optimismo del JP Morgan sobre el mediano plazo, el país fue mantenido en la categoría standalone por el MSCI, lo que limita el acceso a financiamiento. Además, la falta de dólares ya impacta en empresas estratégicas de los sectores de energía, agro y minería, pilares del modelo económico oficialista.

Según un informe reciente de la consultora de Carlos Melconian, la Argentina enfrenta vencimientos por casi 90 mil millones de dólares hasta 2028. La cifra plantea un desafío inmenso en un contexto de baja calificación internacional, necesidad de inversión externa y un superávit fiscal frágil que podría verse comprometido por las decisiones del Congreso.

En este escenario de definiciones cruzadas, internas abiertas y tensiones económicas, la conducción presidencial entra en un terreno de altísimo riesgo político. Y si algo queda claro, es que el tiempo juega un papel determinante: sin decisiones firmes, el riesgo de erosión del poder se acelera.

Diario TAPA DEL DÍA