Elon Musk, el empresario nacido en Sudáfrica y nacionalizado estadounidense, vuelve a sacudir el tablero político de Estados Unidos. Esta vez no lo hace desde sus empresas tecnológicas, sino desde el corazón de Washington: lanzó su propia agrupación política, el Partido América, con la ambición de romper el histórico bipartidismo entre demócratas y republicanos. Si bien no puede postularse a la presidencia por no haber nacido en suelo estadounidense, Musk pretende convertirse en un actor decisivo desde las sombras. Su objetivo es obtener bancas en el Senado y la Cámara de Representantes en las elecciones de medio término del próximo año. Y ya cuenta con recursos económicos casi ilimitados y figuras de alto perfil interesadas en su proyecto. El flamante Partido América nace tras la ruptura entre Musk y Donald Trump. Aunque supo ser un colaborador clave del expresidente, incluso ocupando el Departamento de Eficiencia Gubernamental, el vínculo terminó abruptamente tras cuestionamientos al presupuesto federal y declaraciones cruzadas de alto voltaje. Musk renunció, y aunque limaron asperezas en una charla privada, el vínculo político quedó completamente roto. Con una visión fuertemente fiscalista y orientada a achicar el gasto público, el nuevo partido ya genera ruido en Washington. El empresario busca influir en el Congreso, donde la paridad actual entre fuerzas abre una oportunidad para que un bloque propio incline la balanza legislativa. Según el sitio Politico, Musk ya se reunió con figuras como Andrew Yang, fundador del Forward Party, y empresarios como Mark Cuban y Anthony Scaramucci, todos potenciales aliados. También mantiene contactos con el Partido Libertario y otras agrupaciones emergentes como No Labels. El presidente del Partido Libertario, Steven Nekhaila, incluso planteó una posible coalición: “Los republicanos ya no son confiables. Quizás exista una oportunidad para que presentemos candidatos en conjunto con el Partido América”. Pero Musk insiste en construir desde cero. El multimillonario ya enfrenta el desafío de reunir firmas en cada estado y cumplir con exigentes normas burocráticas para poder competir. A eso se suma su imagen pública: según una encuesta de AP-NORC, más de la mitad de los estadounidenses tiene una visión negativa de él. El programa del nuevo partido es claro: reducir el déficit proyectado de 3,4 billones de dólares en los próximos diez años. Musk pretende bloquear leyes de alto gasto y exigir reformas estructurales. Si consigue algunas bancas clave, su influencia será decisiva. El prestigioso New York Times analizó su estrategia y sostuvo que “este plan es más viable que impulsar una candidatura presidencial de un tercer partido, algo condenado al fracaso en 2028”. También recomendó que el partido “debería centrarse en estados donde la frustración con el partido gobernante es mayor”, más que en distritos tradicionalmente disputados. Otro reto importante será reclutar candidatos creíbles, como exgobernadores, senadores retirados o líderes empresariales con imagen positiva. Sin embargo, varios analistas coinciden en que el éxito del partido dependerá en gran medida de que Musk se mantenga al margen en lo discursivo, evitando que la iniciativa sea vista como una extensión de su figura. “Para tener éxito, el Partido América debe ser financiado por Musk, pero sin parecer Muskiano”, advirtió el diario neoyorquino. “Debe prometer acuerdos en todos los frentes y mantenerse en contra tanto de la izquierda progresista como de la derecha más radical”. Con una campaña millonaria en marcha, el futuro del nuevo espacio político es incierto pero disruptivo. Lo único seguro es que Elon Musk no se conforma con ser el hombre más rico del mundo: ahora también quiere ser un arquitecto silencioso del poder en Washington. Diario TAPA DEL DÍA | www.tapadeldia.com